sábado, 7 de septiembre de 2019

1q84. Haruki Murakami

"Para saber lo que ocurre ahora, no me queda más remedio que ver con mis propios ojos y juzgar con mi propia cabeza".

1q84 es una novela extensa novela de Haruki Murakami que el lector saborea con gusto, sobre todo en los dos primeros libros, y en los últimos capítulos del tercero. 

Murakami siempre sorprende, ya sea por lo peculiar de sus personajes (ancianitas Superman encargadas de velar por el bien de las mujeres maltratadas, asesinas a sueldo con pinta de entrenador personal, profesores de matemáticas que trabajan como negros editoriales, adolescentes fugadas de sectas con capacidad de ver las profundidades de la gente...) personajes que están tan vivos y que, a fin de cuentas, son difíciles de olvidar. 

Aomame, una joven deportista con un pasado y un presente diferente al de una simple preparadora personal, pasó una infancia difícil relacionada con la organización de los Testigos y esto la marcará para toda la vida, trabaja a tiempo parcial como una asesina más implacable que Uma Thurman en Kill Bill que se encarga de liquidar con un método certero a maltratadores y a dar su merecido a más de algún hijo de fruta. Aomame ve alterado el curso del tiempo y la realidad cuando tiene que tomar un atajo en la autopista para llegar a una cita de trabajo muy importante. Toda acción tiene una reacción y Aomame se dará cuenta de que ese atajo le ha conducido a un mundo paralelo que no es el mundo en el que vive en 1984, un mundo en el que la historia ha cambiado y donde hay signos claros de que ha atravesado la frontera entre los mundos posibles y se ha accedido a una realidad alternativa en la que levitan dos lunas en el cielo que no todo el mundo parece percibir. Para Aomame este es el mundo de 1q84 porque en japonés el número nueve y la letra q se escriben igual, y además esa letra q implica un sentido de pregunta, de question, de no saber dónde estamos además de ser una clara referencia a la obra de Orwell, de manera explícita porque Murakami menciona ese mundo distópico pero también por la aparición de comunas, de mundos controlados y manipulados por una especie de Gran Hermano, llamados Little People que manipulan y moldean las edades de ese mundo paralelo a su gusto. La historia toma un nuevo giro cuando Aomame se encuentra con el líder de Vanguardia, una especie de organización con más pinta de secta que otra cosa, que lleva a cabo prácticas incomprensibles y a la que rodea un hermetismo sin límites. Además, aparece otro personaje sumamente importante en esta historia como es Tengo, un profesor de matemáticas y escritor de cierto talento que finalmente debe aceptar el encargo de ser el negro de un editor que le encarga retocar una historia escrita por Fukaeri, una misteriosa y extraña adolescente que a penas puede comunicarse y que hace tiempo se fugó de Vanguardia.

El lenguaje que utiliza Murakami para escribir esta novela no es un impedimento, su prosa es fluida y en ocasiones fluye con la sencillez del agua en un arroyo de primavera, aparentemente sencillo como decía Hemingway aunque esa aparente sencillez solo sea la punta del iceberg. El carisma de los personajes salta del papel, personajes que cobran forma tridimensional, con olor, piel y tacto de pensamiento. El lector puede considerar que la lectura se convierte en una experiencia sensorial. Murakami teje tramas telaraña de modo que los personajes que van apareciendo se van adhiriendo junto con ecos, historias sorprendentes y referentes culturales e históricos de occidente y Japón. El resultado es que el lector ávido de historias originales no puede despegarse de la lectura aunque suene el clin de whatssap ni sucumbe a su tono de móvil. Así, el lector encuentra una trama atrayente, una historia original que sabe jugar con el tema de la metaficción, la naturaleza del tiempo, el poder del amor, la escritura, la cultura, la comida y la cultura japonesa.  Una historia en la que se traduce el papel del escritor como creador de mundos que trascienden el plano físico y en el que la intertextualidad, la metacultura y la metaficción desempeñan un papel relevante desde las referencias a En busca del tiempo perdido, la sinfonietta de Janaceck que predispone al lector para saber que "algo" va a ocurrir, hasta la propia historia dentro de la historia...por todo ello, este libro es un libro multisensorial porque utiliza el texto y los sentidos (visual, sonoro) para recrear un mundo único.

Entre las cosas que menos me han gustado de la novela la
reiteración de pasajes que Murakami incluye a veces ya que detiene la acción y describe de forma exhaustiva en ciertos pasajes. Esto ocurre sobre todo en la primera mitad del tercer libro, sin embargo, es comprensible que Murakami utilice esta técnica para darle consistencia o coherencia a una novela que incluye saltos narrativos en el tiempo  y que juega con un tiempo no lineal, que a veces puede resultar reiterativo o con cierto efecto retórico que emula los recuerdos de la infancia o la situación de estatismo de los personajes como cuando Aomame, Fukaeri o Tengo deben permanecer durante un tiempo encerrados en un lugar. Por ejemplo, con el personaje de Ishikawa el lector puede pensar que este detective llega a conclusiones que aparentemente no podría conocer de antemano por simple intuición. No obstante, el amor más genuino y el deseo de lo que uno quiere son la clave que redime o mantiene esperanzados a los personajes de 1q84, al igual que en 1984 de Orwell. Un libro muy interesante.

Título: 1q84
Autores: Haruki Murakami

Traductor: Gabriel Álvarez Martínez 
Páginas: Libros 1 y 2, 944
Libro 3, 414

Editorial: Tusquets
Año de edición: 2012
Precio: 15,95€


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