domingo, 25 de agosto de 2019

Binti. Nnedi Okorafor

"Los himba no viajamos. No nos movemos. Nuestra tierra ancestral es vida; si te alejas de ella, te apagas".



Imagínate una hembra humana de la tribu himba, descendiente de los moradores del desierto. Una muchacha procedente de un lejano planeta azul que logra salvar a Ooza Uni del ataque de medusas terroristas y para quien "la única forma de ser extraordinaria consiste en poseer curiosidad suficiente para buscar la grandeza".

Básicamente este es hilo conductor que utiliza la escritora Nnedi Okorafor para envolver al lector en esta marvillosa novela corta que edita la editorial Crononautas. Temas como los prejuicios y la integración, el sentirse solo y extranjero en medio de miles de khous que te miran raro, el buen juicio, el papel mediador y el diálogo frente a los conflictos, el valor y el creer en lo que uno quiere, aparecen en esta historia que te engancha desde las primeras líneas con un universo futurista cautivador y terrible. 

Binti, nos va enseñando a lo largo de su viaje hacia la universidad en Ooza Uni rasgos de su cultura, como el extraño ungüento otjize que cubre su piel o el intrincado código matemático que decora su cabello y que da cuenta del linaje al que pertenece, todo ello a la vez que pone en práctica sus dones como armonizadora matemática, su magia ancestral y su misterioso edan, una especie de extraño amuleto que encuentra en su tierra natal y gracias al cual la experiencia vivida a bordo de la nave viviente Pez Tercero no hubiera sido lo mismo. Un personaje que lucha y que nos enseña la importancia de armonizar entre guerra y sacrificio. Un personaje único, sin precedentes, que a pesar de sentir miedo hacia lo desconocido, pues ningún himba a puesto un pie fuera del Sistema Solar con anterioridad, no olvida la importancia de sus raíces, lo que la lleva a experimentar cierto conflicto interior. Un personaje que nos muestra el anhelo de su tribu por el universo interior en lugar del exterior, un personaje que muestra respeto. Binti, en medio de la brutalidad de la sangre y el honor, tendrá que pagar un precio para mantener el equilibrio de los mundos, un viaje que supondrá un cambio esencial. Espero que te animes a leer esta magnífica historia y de paso, te dejo un enlace con la autora leyendo unas cuantas líneas del comienzo de la novela.

sábado, 24 de agosto de 2019

Nosotros. Yevgueni Zamiatin

"Si la muerte contribuye a diluir el cosmos, y si las variables de la ecuación son L=amor y t=tiempo, estando el tiempo ligado a la muerte, entonces: L=f (t) "



Así articula, Yevgueni Zamiatin en la voz narrativa en primera persona de D-503 la gran energía de la lógica y la razón que articula el mundo perfecto del Estado único. En este mundo aséptico, el Bienhechor rige con mano impasible y poderosa de dios futuro, racional y terrible un mundo de "números" que no son hombres, sino seres que se rigen por la lógica. El sistema de poder se apoya en los Protectores y en la Oficina de Operaciones, instrumento de poder ante el que se puede denunciar a los sospechosos que contravienen las normas, algo así como la Inquisición o la habitación 101 que luego utilizaría Orwel. En este mundo no existen personas, sino seres lógicos etiquetados con letras y números, idea que podemos encontrar en El Vivo  de Anna Stabironets. 

Al comienzo de la novela D-503 es el claro ejemplo de partidario y fiel seguidor del Estado único, incluso es el matemático encargado de la creación del Integral, un cohete que permitirá al Bienhechor extender sus ansias de perfección y racionalismo hasta los rincones más insospechados del cosmos. Poco a poco, D-503 nos revela que el amor y los sentimientos, así como la fantasía, no tienen cabida en este mundo perfecto, pues son ajenas a la felicidad y a la lógica. Así, los pocos poetas que existen tienen razón de ser para promover la propaganda, escribir tecnicismos en tratados del Estado único y manifiestos intelectuales. Un mundo que se rige por normas, matrices, o la lex sexualis que regula mediante recibos de color rosado los intercambios sexuales entre números, exentos de cualquier  tipo de sentimiento. "Números" vestidos con uniformes en un tono gris metálico con insignias doradas, edificios de cristal que dejan al descubierto el enorme engrudo del Nosotros, sin individualismos. Unicidad suprema. Todos ellos fusionados en un solo cuerpo de millones de manos, donde el hecho de liberarse de esa organización se considera un delito o una muestra de enfermedad. La maternidad se considera fuera de la ley, pues los hijos son propiedad privada, lo que contraviene el sentido de ser del Estado único tema este que también retomará Anna Stabironets en El Vivo, así como la conexión y el reconocimiento entre lo humano y la naturaleza, presente esta conexión en otras obras como 1984 o Mundo Feliz. 

Casas cristalinas con cortinajes abiertos y casas opacas con ventanas cegadas que son metáforas de lo humano. Zamiatin nos muestra la dualidad de la personalidad, el despertar del otro yo del número D-503, en la originalidad y la destrucción de lo unitario como acto de rebelión por parte de los MEPHI, donde no existe un número finito de intentos por derrocar el imperio de la razón y extender el hálito de la naturaleza pretérita y salvaje destruyendo el Muro Verde. Nos habla del acto disparador que comienza a transformar al constructor del Integral, de lo que le lleva a soñar, a sentir la fantasía no como una mera enfermedad en el ganglio craniano, del miedo, del sincretismo de la realidad y la ficción, de la confusión y del amor, en su significado más pleno, como una revolución de infinitas posibilidades. Si te gustan las distopías no puede faltarte esta piedra angular en tu biblioteca.

martes, 20 de agosto de 2019

La chica del tren. Paula Hawkings

Nada es lo que parece
Lo primero que he de decir es que he disfrutado de esta novela no el idioma original en el que fue escrita por Paula Hawkings, sino traducida al francés como La fille du train por Corinne Daniellot. En la editorial  www.pocket.fr podéis encontrar otras novelas de la autora y del género a muy buen precio. En mi caso, escogí esta traducción porque estaba interesada en leer en francés para mejorar un poco mi fluidez lectora y el thriller es un género que me gusta por la acción y porque el rango de vocabulario es amplio y actual. Si os animáis a leerlo en francés las estructuras gramaticales que encontraréis no son demasiado complejas y como os digo el vocabulario que podéis encontrar es bastante amplio, así que si pretendéis desempolvar vuestra fluidez, esta puede ser una buena opción para un B2.
Algunos medios de comunicación como L'Obs o Télérama catalogan esta novela de Paula Hawkings como un thriller psicológico adictivo, definición que le sienta como un guante. El lector puede encontrarse un poco perdido, quizás inicialmente, por la forma en que la autora nos cuenta la historia, en el sentido de que está fragmentada e incluye testimonios de diferentes personajes entremezclados entre sí. Sin embargo, es una técnica que bajo mi punto de vista hace que el lector entienda y experimente la situación mental en la que se encuentra Rachel al principio de la historia. Es alcohólica, ha perdido su trabajo, a su marido, ha sufrido un aborto, tiene lagunas de memoria, siente que su vida es una mierda y sigue viviendo una mentira. Sin embargo, al fragmentar y mezclar las voces narrativas de Rachel junto con los otros personajes (Megan, Anna) vivimos la situación de ruptura y el desequilibrio psicológico que experimenta este personaje fragmentado.
La historia comienza con meditaciones de Rachel mientras viaja en


el tren hacia Londres, camino que realiza a diario para no levantar sospechas con su amiga y compañera de piso ya que no la ha contado que le han echado del trabajo por acudir ebria. Rachel contempla a través de la ventana del tren el barrio en el que solía vivir con su exmarido. Curiosamente, una casa próxima le llama la atención. Allí ve una pareja aparentemente ideal, de modo que cada día Rachel se inventa o imagina la vida de esas personas. Hasta que un día, atisba desde el tren que esa mujer desconocida (Megan) es infiel a su marido. Presa de la rabia y al sentirse en cierto modo identificada, tras meterse entre pecho y espalda demasiados demasiados gin tonics, decide acercarse al barrio e modo irreflexivo, no sabe si ir a advertir al marido de esa desconocida de que le es infiel o de si ir a hablar con su propio exmarido y la que es su actual mujer. Sin embargo, fruto de su embriaguez al día siguiente no recuerda que pasó la noche anterior anterior, ni cómo llegó a casa. Se despierta en el piso en el que vive envuelta en vómito, sangre y un chichón en la cabeza, se teme lo peor porque tiene un mal presentimiento. No recuerda nada. El asunto se complica cuando a la mañana siguiente descubre en las noticias que Megan ha desaparecido. 
Como digo una novela interesante por el modo en que la escritora dosifica la narración, por como mantiene la intriga y el suspense, por la forma en la que entremezcla las voces narrativas y el por desarrollo que experimentan los personajes, especialmente Rachel. Si os gustan este tipo de historias de intriga creo que esta no os defraudará.

domingo, 18 de agosto de 2019

Un mar violeta oscuro. Ayanta Barilli

"También teníamos secretos guardados bajo siete llaves".


¿Qué elementos encontramos en Cien años de Soledad o La casa de los espíritus? Entre muchas características, principalmente sagas familiares en las que las mujeres de familia son de rompe y rasga, elementos cotidianos mezclados con la vida diaria que alternan con lo rústico o rural y que se mezclan con lo urbano, y por último lo mágico e inexplicable que se desliza en lo real como un terrón de azúcar en una taza de té caliente. Lo mismo encontramos en Un mar violeta oscuro. Me atrevo a señalar que esta novela está más cerca de La casa de los espíritus por su lirismo y sensibilidad y por el carácter de las mujeres fuertes, luchadoras y fabuladoras que entran en escena.

Sin embargo, Ayanta Barilli encuentra y nos muestra su voz propia, la voz amplificada y rota en múltiples voces como un caleidoscopio de una saga de mujeres "malditas", de modo que consigue dejar al lector con un sabor dulce en la boca. Elvira, Ángela, Caterina, Ayanta, todas ellas parecen las voces desdobladas de una herencia que se repite y que se refleja en el espejo del tiempo y que, a su vez, queda distorsionada por la memoria del recuerdo, del olvido, del olvido y de la necesidad de sobrevivir a los villanos, como Belcebú, quien adquiere reminiscencias míticas hasta el punto de suscitar el primer misterio de la novela con su propio nombre. Un personaje y arquetipo, en general, rudo y de carácter terrible, con ansias de poder y de someter a las mujeres, un personaje oscuro que infecta sus vidas como un tumor imposible de estirpar. Evaristo encarna este arquetipo a la perfección: embauca, adquiere, pisotea, encierra, difama, expropia.



Con un estilo propio y un rosario de vivencias desmembradas de generación en generación,  Ayanta va reconstruyendo su historia a través de las ficciones de la abuela Ángela, de los testimonios recogidos en el manicomio de Colorno, de las cartas de su madre, de los cotilleos de algunos familiares y de las historias susurradas a medias por los fantasmas del pasado que habitan su presente. Una novela que "muestra la necesidad de reconstruir una realidad que asegura la supervivencia", una historia que lleva a explorar en el pasado y descubrir las razones que acabaron con la reputación de Elvira y que llevaron a fabular a Ángela durante toda su vida, quizás fruto de un amor exacerbado por la ficción o simplemente como un mecanismo para convertir la realidad en algo digerible, incluso atractivo. Una narración plagada de recuerdos infantiles, retazos que hacen sonreír al lector, con su trenecito de juguete, su cúpula de estrellas que roba el aliento o sus caramelos de anís, o el carácter entrañable de la abuela Ángela.







Una novela que invita a un mundo estrafalario contado a través de diversas miradas que se hunden en el pasado y lo distorsionan. Ayanta se vale de cartas y de diversas voces narrativas para conseguir ese efecto multicoral y de perspectiva. Además de una prosa ágil y envolvente, nos regala "sus secretos guardados bajo siete llaves" y nos enseña que la realidad es maleable y transformable en ficción, pero que ese camino de ida y vuelta a veces se convierte en un horizonte indistinguible. Un libro para llevar prendido al corazón y al alma.


Título: Un mar violeta oscuro
Autores: Ayanta Barili
Páginas: 408
Editorial: Planeta
Año de edición: 2018
Precio: 20€

sábado, 17 de agosto de 2019

De qué hablo cuando hablo de escribir. Haruki Murakami

Para aquellos interesados en el proceso creativo de la escritura o simplemente para aquellos lectores que disfrutan de la prosa viva de Haruki Murakami es necesario echarle un vistazo a este compendio de pensamientos en voz alta que se engloban bajo el título de De qué hablo cuando hablo de escribir.

Dentro de la colección Andanzas de Tusquets, Murakami se confiesa en seis de los capítulos que componen esta compendio de ensayos desenfadados que realmente surgieron por puro divertimento, sin pretesiones ni deseos ocultos de ser publicados. Más bien los catalogaría de reflexiones desnudas, recogidas por escrito, simple y llanamente, con el deseo de escribir, de contar por placer y reflexionar sobre el acto creador en voz alta y para uno. Estos seis capítulos y los restantes, los cuales resultaron de para ser publicados, aparecieron en la revista Monkey.

Pero ¿de qué nos habla Murakami en este libro? Pues entre otras cosas nos deja entrever qué tienen de especial los escritores, por qué derroteros transita un escritor hasta que acaba convirtiéndose en un animal regurgitador de letras, qué estrategias utiliza él para escribir novelas y especialmente aquellas novelas de gran extensión. Por ejemplo, Murakami apunta que no hay que contar con una inteligencia suprahumana para escribir una novela, habla de que hay muchos que se suben al rin, pero también dice que escribir es una carrera de fondo y que solo tiene sentido dedicarte a ella si cuando escribes sientes lo mismo que cuando tomas una cerveza fresca o tocas un instrumento. Disfrutas y no buscas premios, ni reconocimiento, ni te ciñes a un estilo que te piden. Y es cuando Murakami nos habla de individualidad en el sentido que el no sigue modas ni normas, escribe lo que le sale de las teclas. Es interesante la relación que plantea entre la individualidad y el ejercicio, mens sana in corpore sano. En su caso practica ejercicio todos los días como un mecanismo que relaciona con el hábito de escribir. 

Murakami también habla de la escuela y de que no encontró
particularmente útil aquel periodo de su vida, pues aunque sus notas fueran mediocres a él lo que le interesaba era leer y la música jazz. De hecho, montó un bar en el que los músicos podían acudir a jam sessions, y a pesar de casarse, continuar con el negocio, asistir a la universidad...dejó todo por su pasión cuando esta se le reveló en un partido de forma inesperada. Así, Murakami habla de que un escritor debe contar con formación y experiencia, pero no necesariamente en ese orden y que uno debe encontrar su propio orden. Lo que sí considera importante es que: 
"Las palabras tienen poder y ese poder hay que saber usarlo  de una forma correcta".
La creación y, por ende, la originalidad tienen un carácter individual para Murakami aunque a veces eso implique salirse de los lindes prestablecidos y que la gente rechace por puro instinto y de forma automática lo que desconoce, pero para el escritor eso no es imporante porque el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio. El tiempo es el que también hace que a través de generaciones de lectores, las obras verdaderamente originales perduran más allá de premios y campañas publicitarias de las editoriales. Murakami habla de para quién escribir, de los personajes y de su capacidad para avanzar en las historias, de qué ocurre cuando un escritor se lanza a la aventura y marcha al extranjero, de su particular visión de los premios, nos regala una narración colmada de referencias literarias, musicales...pero sobre todo nos habla de que la expresión última, el sentido y la esencia básicos de la escritura y de la literatura, es el placer de contar historias, el placer de la literatura en sí misma. Un libro y un escritor que no puedes dejar de leer.

Bikini. James Patterson

«Sé cosas que preferiría ignorar».



Imagina por un momento que eres un escritor al que un super asesino en serie escoge para dar a conocer al mundo su biografía criminal con pelos y señales. ¿Qué harías? ¿Aceptarías el reto? 
Precisamente esa es parte de la trama de Bikini, este thriller de James Patterson también conocido por El coleccionista de amantes  o La hora de la araña, como diría Troy McClure. 
En este thriller Ben Hawkins, periodista, novelista y ex detective, se verá inmiscuido en los truculentos hechos de una trama espeluznante en la que está implicado un psicópata maníaco que supuestamente trabaja al servicio de una misteriosa Alianza de hombres y mujeres de todo el planeta, quienes gozan de un nivel de vida elevado y quienes buscan saciar sus deseos más obscenos al actuar como mirones a través de las películas gore que el psicópata protagonista filma para ellos. Este monstruo depravado adopta múltiples identidades mientras juega a ser un maestro del disfraz, al igual que ocurría en la peli El Santo, miente, fabula, inventa...nada ni nadie están a salvo de este "ser" que no conoce los límites de la moral: asesinatos en el paraíso, supermodelos, niñas, parejas. Henry o Charlie, o Antoine o Paul, el asesino en sus múltiples caras. Es un ser frío, embaucador, inteligente. La historia arranca cuando la voz de Kim, una supermodelo exuberante, empieza a narrarnos que se encuentra maniatada dentro del capó de un coche. ¿Saldrá viva de esta?

Si bien es cierto que el autor no utiliza un estilo preciosista, ni realiza piruetas con los tiempos o las voces narrativas, su prosa es simple y ágil, y la trama plagada de asesinatos llevados a cabo por un maniaco depredador inteligente que actúa con impunidad pueden recordar a un thriller de sobremesa de fin de semana, pero en resumidas cuentas, la historia está bien para pasar un rato sin muchas pretensiones y notar como se le revuelven las tripas al más pintado. Me pregunto si James Patterson visionó alguna vez la opera prima de Alejandro Amenábar y si le sirvió de inspiración, o simplemente la tradición de mentes enfermas le impulsaron a escribir esta novela que nos introduce en el truculento mundo del crimen, la pornografía, el sexo, la violencia y las películas snuff. Como cita Ben en una parte del libro:
"Todos tenemos algo de asesinos en nosotros, pero cuando llegamos al proverbial borde del abismo, podemos retroceder un paso. Los sujetos que matan una y otra vez, han saltado al abismo."

martes, 13 de agosto de 2019

Crónicas lunáticas. Asier Aparicio Fernández

Entro en las librerías impelida por una fuerza invisible que me lleva a darme de bruces con libros no pretendidos que siempre acaban convirtiéndose en grandes aliados y compañeros del espacio, del tiempo y de la vida. Acababa de leer un libro de Murakami e iba en busca de otro, estaba sedienta de esa forma de escribir y contar, pero al girar en una de las secciones vi en la estantería unos cuantos ejemplares de un libro con una imagen que me llamó la atención y que ilustra la portada de Crónicas Lunáticas. Ya había oído hablar de pasada de esta nueva obra de Asier Aparicio aunque nunca había leído ninguna novela del autor con anterioridad. A decir verdad, tenía alguna idea de qué iba la historia por un reportaje que se emitió en la tele local y porque el propio título era un juego de palabras que delataba ciertas conexiones con Bradbury, uno de los escritores que más admiro, releo y que más sabe sintonizar los canales de eso que puede considerarse lo humano. Pensé: «Vaya, otro que se suma a la moda, otro que se sube al carro de la CiFi y encima, por lo que dice, con un refrito del hombre sencillo que gestó una obra de un lirismo y hondura inigualable como es Farenheit 451». Pero, a pesar de ese prejuicio inicial basado en humo, abracé el libro entre las manos y le dije al dependiente que me lo llevaba puesto.

He de decir que al llegar a casa me acerqué a él aún con resquemor y actitud beligerante, como cuando tenemos a un amigo en un pedestal y viene otro nuevo amigo del que a penas sabemos nada y nos entran unos celos infundados, pero que a medida que conocemos en profundidad descubrimos un alma interesante y vemos entonces que estábamos equivocados y que el nuevo amigo es tan amigo como el de toda la vida. Sinceramente, me alegro de haberme cruzado con Crónicas Lunáticas un martes y 13, curiosamente el libro contiene 13 relatos que juegan con el número de fases de la luna y que aparecen en compañía de unas ilustraciones de Manuel Zapico muy acorde con cada historia .
Cuando te subes en la nave que te lleva de viaje por este mundo maravilloso que propone Asier de nexos metafísicos, literarios y de ciencia ficción, como lector, te das cuenta que has tenido suerte. Por si fuera poco, un prólogo del gran Dioni Arroyo (que tanto está luchando por que la CiFi sea tomada en serio en este país nuestro a parte de contribuir como escritor a crear grandes obras como Fractura) te da la bienvenida, como una garantía de que la travesía será placentera y que has escogido una de las mejores compañías que te podías imaginar. El lector que todavía pueda estar receloso o se muestre reacio y desconfiado porque alega que Bradbury, Orwell, Huxley, Wells o Borges son inimitables se dará cuenta a medida que avanza en la lectura de que cada uno de ellos tiene su sitio y Crónicas lunáticas también tiene el suyo propio. Además, las citas que adornan cada principio de los relatos, las cuales son una joya que puede servir como rosa de los vientos y brújula para los amantes del género y de la literatura en general allende las eras, Asier siembra una plétora de citas, refranes, alusiones a otras obras, anglicismos y latinismos que aunque alguno pueda tachar de exageradas o pedantes, que son más bien una muestra de erudición y de amor por el lenguaje, la literatura universal, la ciencia ficción y en la esencia misma de la vida. Dice Asier en la nota introductoria, y cita a Julián Marías, que «la ilusión introduce una irrealidad humana y que junto con la imaginación hace que la vida humana sea posible». Como señala Asier, da igual si el lector es ateo o no, basta que se acerque a sus historias con hambre de poesía y visión sin prejuicios. 
Francamente, Crónicas lunáticas es una colección de relatos que se leen de una tacada y con fruición, pues Asier logra hacer suya la herencia de los grandes maestros, absorbe esas voces y les da un sabor y un aroma cercano al presente del lector y al futuro que se nos avecina, siempre con un tono propio que rezuma riqueza y referencias que permiten amueblarnos por dentro, y que nos deja un poso y ganas de volver a leer cada historia.

Las historias, los temas son globales (Albania, planetas gemelos a la Tierra, México...), los personajes son todos y ninguno, pertenecen a mil mundos y tiempos dispares, donde se producen recurrencias espacio temporales que giran sobre sí mismas como estructuras fractales que nos envuelven y nos obligan a trascender las relaciones del tiempo, del espacio, de lo humano, de la naturaleza... Nada queda fuera: artilugios que tienen reminiscencias de la máquina de Antiquitera, pasados remotos, futuros superpuestos y Atlántidas sumergidas, torres de Babel, alephs y mitos (sin importar de dónde vengan o sin son originarios del cristianismo, de los mayas, de Zeus o de Alá) que nos revelan el secreto de lo esencial, la pérdida de la memoria, la dificultad para discernir la verdad de lo que no lo es, el vaciado del lenguaje al estilo newspeak orweliano, la importancia de las palabras, la reprogramación neurolingüística, el miedo a entender la bondad y la felicidad como regeneradora de mundos y de nosotros mismos, el control, las verdades sin banderas ni religiones, sino verdades completas en sí mismas como principio y fundamento, las diferencias que nos autoimponemos y el odio a los otros, los artilugios y cachivaches con nombres imposibles o aquellos que te roban el alma en una foto...Y así podía seguir y seguir, pues es increíble cuántas cosas caben en un libro tan corto y grande a la vez.

Tengo una costumbre y es que siempre dejo marcas de papel de diferentes colores en los libros que me tocan de forma especial y en frases o citas que me gustan especialmente recordar. Ni qué decir tiene que Crónicas lunáticas también cuenta con su arcoíris de post-its. Me parece que las tres primeras frases del relato primero son brutales y se ven reforzadas al final de esa historia, con lo que se cierra el círculo de forma magistral. Como digo, citaría muchas frases de los relatos de Asier Aparicio porque son de esas palabras e historias que se te enredan en el alma y se echan andar contigo para siempre, pero como dice el autor «las palabras no nacen de la nada sino del espíritu que las anima» y si «lo dicho permanece», ten por seguro que quien se atreva a sumergirse en tus crónicas una vez volverá al cabo del tiempo a ellas como quien vuelve al hogar. 

Un cuento perfecto

"Érase una vez una mujer que lo tenía todo y un chico que no tenía nada. Érase una vez una historia de amor entre el éxito y la duda....